Los resultados del último examen de la UNMSM el pasado domingo 2 de abril evidenciaron la inmoral conducta, tanto de jóvenes postulantes como de algunos adultos involucrados en el proceso de elaboración de las preguntas del mencionado examen.
La elocuente ausencia de postulantes en el examen de reemplazo respecto del alto puntaje obtenido en el examen anterior anulado, son evidencias confirmatorias de vergonzosa conducta.
Aparte de las sanciones que habrán o, que debieran haber por este hecho, nos lleva a una necesaria reflexión.
Cómo jóvenes que aspiran ser futuros médicos han podido aceptar ser parte de tan inmoral complicidad; cuál es la base moral forjada desde su crianza que los sustentaría como profesionales de la salud en un futuro; porqué la renuncia al esfuerzo del estudio de quienes cuando profesionales tendrían que ser esforzados médicos para salvaguardar la vida de las personas; cual es la seguridad en si mismos de esos postulantes que luego tengan que ser seguros en sus diagnósticos o con el bisturí?
Sin duda los adultos, docentes o trabajadores involucrados en esa filtración, tienen su propia responsabilidad, pero lo preocupante es esa conducta en jóvenes que aspiran ser profesionales.
Lo evidenciado en esa triste noticia del examen anulado es que es el producto nocivo de familias que erraron en su crianza y valores. No juzgamos perfección en las familias, de hecho consideramos fortalezas y debilidades naturales en la educación familiar porque los padres y las personas no somos perfectos, pero la honestidad es un valor muy estimable que debe de estar muy afirmado en los adolescentes que salen de su etapa escolar.
Muchas veces se escucha la frase de que "todos lo hacen", justificando inmorales conductas, cuando mas bien debieran, al menos los padres, procurar que sus hijos no sean parte del lado inmoral de la sociedad.
Esta lamentable experiencia, además de dañar la reputación de una muy notable universidad, nos deja una dura lección en cuanto a las carencias en la formación de nuestros hijos.